En esta oportunidad, los documentos del organismo encabezado por Christine Lagarde no sólo remarcan el “impacto desfavorable de la corrección de los graves desequilibrios y distorsiones heredados”, sino que responsabiliza en forma exclusiva al gobierno anterior. Contra las estadísticas publicadas por el Indec y validadas por el propio FMI, el texto publicado el jueves afirma que “la recesión actual comenzó incluso antes de que entrara en funciones el nuevo gobierno, y la opción de mantener el insostenible marco de políticas instaurado por el gobierno anterior resultaba sencillamente imposible, ya que hubiera terminado produciendo una repetición de la historia de crisis, contracción y aflicción social ya vivida por Argentina”. El FMI reiteró sus proyecciones económicas al estimar una caída de 1,8 por ciento este año y un crecimiento de 2,7 por ciento para 2017 impulsado por el consumo, el comercio exterior y la inversión privada.
Ni el análisis ni la retórica utilizada por el FMI son novedosos. En el comunicado oficial se enfatiza que los directivos del organismo reclamaron “reformas estructurales del lado de la oferta”, un eufemismo para la implementación de las tradicionales políticas de flexibilización del mercado de trabajo, reducción de cargas tributarias y minimización de la intervención estatal. En un guiño a una nueva devaluación, el Fondo advierte además que el tipo de cambio está apreciado.

Este artículo fue publicado originalmente el día 12 de noviembre de 2016

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