Los números del Indec pintan la situación en líneas generales: en un mercado interno que se achica a causa de la caída del poder adquisitivo, por la inflación y la quita de subsidios, la variación total de las importaciones es negativa, traccionadas por el menor ingreso de insumos y bienes de capital, ante la merma de la actividad productiva y de la inversión. En cambio, crecen las importaciones de bienes de consumo, que perjudican a la manufactura nacional y minan el empleo. El incremento del ingreso de productos finales desde el exterior es del 9,1 por ciento entre enero y septiembre en la comparación interanual. En el desagregado sectorial, ese panorama toma forma más concreta. Uno de los casos más salientes es el del sector de heladeras. Según los números de la Federación de Industrias de Santa Fe y del gobierno de esa provincia, en 2014 ingresaron 46.895 heladeras importadas, que se redujeron a 30.611 en 2015 a causa de las mayores restricciones interpuestas por el Gobierno anterior ante la limitación de divisas. Este año fueron 100.379 unidades importadas en el mercado.
Ante las quejas de industriales, que se hacen sentir desde principios de año, el Gobierno nacional argumentó que la suba del peso de los importados se debía a que autorizó las solicitudes de importación acumuladas desde 2015. Entonces, la situación se habría ido acomodando a medida que se instalaba la nueva istración. Los datos de Santa Fe desmienten esa versión que concentra el problema al inicio de la gestión: en el primer trimestre ingresaron 15.371 heladeras, en el segundo trimestre fueron 43.084 y en los tres meses posteriores, 30.662. En octubre y lo que va de noviembre entraron 11.262 unidades.
El ministro de la Producción de Santa Fe, Luis Contigiani, también detalló las principales empresas importadoras, que aprovecharon el cambio de régimen macroeconómico que desplegó el macrismo. La primera en el ranking es Whirlpool, con 21.438 unidades importadas desde Brasil. Le sigue Siam, con 12.137 heladeras provenientes de China, Turquía e Italia, Coto (12.063 unidades desde Turquía), Electrolux (9737 desde Brasil), Visuar-Samsung (7134 desde México, Corea y Tailandia) y LG Electronics (3689 de México y Polonia). Se trata, en la mayoría de los casos, de empresas que se dedican a la producción pero que, en vistas del nuevo escenario de incentivos macroeconómicos, se volcaron hacia la importación, que involucra menos riesgo y ganancias más fáciles. “Se está produciendo un ajuste laboral muy profundo, que muchas veces no es visible”, dijo Contigiani y puso el ejemplo de Cañada de Gómez, “en donde 1500 trabajadores de la industria de la madera, desde principio de año, no tienen horas extras. Eso es una forma de ajuste, una forma de distribución regresiva de recursos”.
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