Inauguraron la segunda parte con “La cura”, demostración del poder gravitacional de sus canciones, así como de su dominio de la alquimia del tiempo. Tras ese embate pesado, volvieron a la psicodelia en “Falso Detox”, mostraron su tez sediciosa y explosiva con el garage “Dorado y púrpura”, y deslizaron su chamanismo sonoro mediante el épico “Más fuerte que el sol”. En tanto esto pasaba, en una terna de pantallas la cara de Winona Ryder mutando de pantone alternaba con la proyección de una road movie sobre lo que acontecía en el escenario. El final de la ceremonia lo advirtió el krautrockero “Dopamina”. mientras el stage diving se confundía con el pogo y el mar de gente. Al terminar, nadie lo podía creer: pasaron tres horas, y la magia seguía en pie. De todas formas, la coronación de Winona aún no llegó. Sucederá el 29 de diciembre en Niceto Club: una fecha para agendar.
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