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En su último disco, Te mereces un amor (2023), la mexicana toma la música tradicional del noroeste de México, en especial el corrido, y lo mezcla con la canción contemporánea. Pero sobre todo, el principal aporte de la artista es desde una poética rupturista, irreverente y feminista. “Tengo una relación muy cercana con el corrido y la traigo súper metida en la sangre, en el inconsciente”, resalta Quintana. "Hubo una época en la que  quería hacer pop, pero cuando hacía canciones regionales me salían súper rápido, súper fácil. Entendí que hay que ponerse también en donde uno sabe que es bueno para hacer las cosas. Entonces, empecé a trabajar muchísimo y explorar ese lado regional de la música mexicana. El proceso creativo que tengo es fijarme muchísimo en la combinación de las palabras para hacer frases que conecten con la gente. La música regional mexicana, como es tan del pueblo, conecta súper lindo con la gente. Es importante que los artistas tengamos esa conexión; no solamente decir lo que nos pasa sino también hacer un reflejo con la gente para identificarnos en los mismos sucesos. Y esa conexión la logra la música regional”.

-El corrido mexicano, como pasa con músicas folklóricas y tradicionales en todo el mundo, a veces tiene un componente misógino o machista. ¿El desafío principal es trabajar la parte poética, qué decir?

-Creo que todos los géneros musicales están plagados de violencia disfrazada de romanticismo, en todos los países.  Trato de cuidar mucho las palabras que uso porque los artistas tenemos que tener una responsabilidad sobre lo que estamos diciendo, sobre todo en momentos tan difíciles -tanto políticos como sociales- como el que estamos viviendo en todos lados. En México ahorita está fuerte la narcocultura, pero también están los corridos con otras poéticas, otras maneras de escribir. Entonces, trato de que vean que hay otra manera de formar frases, palabras, música y baile. Y también desahogarnos una tarde con nuestras amigas con unas cervezas.

En este momento, Quintana se encuentra terminando su nuevo disco, Cosas que sorprenden a la audiencia, que se lanzará el 24 de abril. Hasta el momento, publicó varios adelantos, como “Mi cobija”, “Más libre que en casa” y “La nochebuena más triste”. Se trata de un disco conceptual inspirado en historias de mujeres privadas de su libertad, en cárceles. “Son diez historias de mujeres que se defendieron de sus agresores y lamentablemente las privaron de su libertad física”, precisa. “Llevo diez años trabajando en este disco, porque fue un proceso largo y difícil, también a nivel personal. Fue difícil buscar estas historias, entrar a diferentes cárceles, centros de readaptación social y encontrar a estas compañeras, porque muchas veces en lugar de caratular ‘legítima defensa’ les ponen ‘exceso de legítima defensa’ u ‘homicidio’”.

“Entonces, se pierden estos casos y es difícil encontrarlos –sigue-. A mí se me hace súper injusto que te defiendas de una agresión sexual, que defiendas a tus hijos o a ti misma y seas encarcelada. La música es un medio por el cual podemos hacer denuncias y mandar mensajes contundentes y claros. Para hablar este lenguaje se necesita no revictimizar a las víctimas. Entonces, fue un proceso muy cuidado para que cada canción no sea un morbo o una revictimización. Lo hice desde el respeto, el amor y la dignidad. Y también cuidando mucho lo que ellas necesitan mostrar”.

-A Claudia Sheinbaum le escribiste la canción “Compañera presidenta”, ¿Qué representa para vos que haya una presidenta mujer en México y qué expectativas tenés para el futuro de tu país?

-Me pone muy contenta que haya una mujer presidenta, porque en 200 años no había habido nunca una mujer en este cargo público tan importante. Muchas veces se cree que las mujeres somos débiles y que actuamos con el estómago, no con las emociones; y no está mal, qué bueno sentir y guiarnos por la intuición. La doctora Claudia Sheinbaum está tratando de hacerlo de la mejor manera posible. A nadie le enseñan como dirigir un país y creo que lo va a hacer a la guía del pueblo también. Hay mucha gente que dice: "A ver si es cierto que una mujer puede cambiar el rumbo de México". ¡Pero han pasado 200 años y en seis no se va a ver un cambio absoluto! Dicen que para que haya un cambio social importante tienen que pasar 50 años. Entonces, lo único que puedo hacer es acompañar a la presidenta siendo una buena ciudadana y tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible en mi pequeño círculo: en mi casa,con mi familia y con la música. Siempre tratando de exigirle en cuanto a lo que yo también doy. Es una oportunidad para muchas niñas y niños ver que es posible que haya una mujer en este puesto. Cuando fue la toma de posesión yo estaba muy emocionada, porque pensé que nunca iba a verlo.

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