La directora junto a su actriz, Fiorella Cominetti.

De chica escribía mucho: poemas, cuentos, pequeñas historias. La escritura fue su “primer vínculo”, y el teatro apareció más tarde como un juego después del colegio. Con los años decidió estudiar actuación en la Universidad Nacional de las Artes, casa de estudios en la que pudo experimentar los distintos roles del teatro: la actuación, sí, pero también la dirección, la dramaturgia, la producción y, siempre, el pensamiento. Murgia pone especial énfasis en su interés por hacerle preguntas al teatro. Esta curiosidad tomó forma cuando se mudó a Madrid para hacer un Máster en Prácticas Escénicas y Cultura Visual, gracias al programa “Becar Cultura” del Ministerio de Cultura de Argentina. Juego y pensamiento no son opuestos en su poética, sino los dos extremos de una misma lanza. Tal vez esa sea la síntesis del oficio. Como decía Mirta Rosenberg, la poeta rosarina: “La poesía también es pensamiento”.

“Para mí todo parte del juego. Mi forma de pensar lo escénico tiene que ver con un espacio de libertad, de exploración. Después, claro, eso se estructura, se conceptualiza, se piensa más. Pero lo primero es el juego, es probar. Probar mucho. Explorar hasta encontrar algo, sin saber exactamente qué. Es una búsqueda que se va armando en el hacer”, cuenta Murgia sobre su modo de trabajo.

Jugar con el espacio

A lo largo de estas tres temporadas la obra fue mutando. Al ser un material que establece un diálogo tan profundo con el espacio, si el espacio muta, la puesta también. Sin embargo, aunque hoy el local vintage sea indisociable de la obra, la primera temporada tuvo lugar en una sala de teatro ‘común’. Después de un tiempo de investigación, llegó Dudou Vintage para alojar la segunda y la tercera temporada. “La primera puesta era mucho más minimalista, un espacio blanco, tres sillas, una mesa que a veces hacía de cambiador. Después, con Caro Parra y Fiore pensamos: ¿y si probamos hacerla en un local de ropa? Empezamos a buscar y justo yo estaba en un rodaje. En una charla entre escenas, un sonidista me dijo que conocía un local en Palermo. Fuimos con Caro, la productora, lo vimos y dijimos: es acá. Y también fue clave que la dueña, Majo, estuviera tan predispuesta. Porque no deja de ser un comercio, con todas las dinámicas que eso implica. Hacer teatro en un comercio conlleva otros acuerdos, otras formas de habitar el espacio. Pero todo se dio de manera muy armónica. Y eso, cuando sucede, es muy gratificante”, dice Murgia.

Para la tercera temporada de la obra, Dudou Vintage cambió de local, y eso repercutió en varias decisiones estéticas: “El cambio de espacio nos permitió repensar toda la primera parte de la obra y aprovechar mucho mejor el lugar. Antes el espacio era muy reducido, con posibilidades más limitadas. Ahora, en un lugar más amplio, aparecen nuevas formas de utilizarlo. Por ejemplo, ahora contamos con un entrepiso: el público entra y ve la primera parte desde abajo, mientras nosotras actuamos arriba. Después, suben y se sientan. También cambió la luz. Antes estábamos en un sótano y ahora, al estar arriba, tenemos ventanas, entonces entra luz natural que convive con una luz más artificial. Seguimos usando la luminaria del local, pero eso también genera otra atmósfera. Para mí la obra mantiene su esencia, pero se va distorsionando un poco con cada función, con cada espacio. Y eso está buenísimo: que se transforme, que no quede fija”, explica Murgia.

La inestabilidad de montar una obra en un espacio no teatral es sumamente atractiva. En “Liquidación total!” la ropa es un personaje más, algunas prendas hacen de mamá, otras de Cristian (el ex novio) y hay una toalla con la figura de Messi que de hacer reír tanto al público ya las va de capocómico. En una puesta que otorga tanta importancia a los objetos, el riesgo está a la vuelta de la esquina. Murgia comparte algunas anécdotas sobre el devenir de estos en el día a día del local: “El espacio que usamos es real, los percheros y las instalaciones son del local. Nosotras tenemos algunas prendas apartadas que usamos como vestuario, pero muchas otras son de Dudou y están a la venta. Entonces puede pasar (y pasa) que un miércoles hacemos la función con cierta ropa y cuando volvemos el domingo… ya no está. Eso genera una actualización constante de lo que podría pensarse como vestuario o como objetos escénicos. Porque la ropa, en esta obra, es también objeto y personaje. Una vez nos olvidamos una camisa nuestra y se vendió. Era la camisa de Cristian. Así que ahora, cuando empezamos la función y decimos: ‘Bueno, esta es mi mamá… y este es Cristian’, también decimos: ‘Cristian se vendió ayer, así que hoy usamos otro’. Lo incorporamos a la obra. Todo eso que va ocurriendo por fuera del control también la va actualizando.”

Actualmente Eliana tiene dos proyectos nuevos en su mesa de trabajo, uno que investiga los retratos, los autorretratos y lo pictórico, y otro con el que prefiere ser más cautelosa a la hora de contar sobre qué va. “Todavía estoy buscando, no quiero decir ‘es esto’ y quemarla, cerrar una idea que por ahí no es”, explica entre risas.

“Liquidación total!”, con dramaturgia, dirección y actuación de Eliana Murgia, actuación de Fiorella Cominetti, asistencia de Tomás Corradi Bracco y producción de Teatro Tesoro y Carola Parra, se presenta los miércoles a las 20:30hs y los domingos a las 13hs en Dudou Vintage (Guatemala 4334). Las entradas están disponibles en Alternativa Teatral.

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