El Turbio, de Alejandro Encinas, fue distinguido con el premio a Mejor Fotografía.


Al mismo tiempo, es posible asombrarse una noche con una multitudinaria peregrinación de cuadras y cuadras (y cuadras) de personas que, velita en mano, atraviesan el centro de Bagé para celebrar el día de Ogum. Se trata de un orixá, entidad espiritual que sincretiza la figura de San Jorge dentro de la cultura umbanda, un culto muy popular por acá. Quizás incluso más que la Iglesia Universal, muy extendida también en la Argentina, cuyo templo ocupa aquí, para sorpresa de nadie, el viejo edificio que alguna vez albergó al cine del pueblo. Que la figura representativa de la ciudad sea el torso flechado del mártir San Sebastián termina de componer el perfil místico de Bagé.

Apenas dos días después, otra marcha recorrió las mismas calles exigiéndo justicia por diez mujeres y niñas asesinadas en la ciudad, reclamando el final de la violencia machista y mayor seguridad para las habitantes de Bagé. Una de las oradoras que tomaron la palabra recordó que se trata de una ciudad que registra altos índices de agresiones contra las mujeres. El dato fue corroborado por Patricia Alves, secretaria municipal de Políticas Públicas para las Mujeres y Diversidades, quien recordó que más de 100 casos de violencia doméstica son monitoreados solo por una de las organizaciones dedicadas a esa tarea. Por lo que se estima que el número de casos sin denunciar multiplica por mucho esa cifra. Así es esta ciudad: tan ajena, tan próxima.

Acá también se desarrolló hasta este domingo la 16° edición del Festival Internacional de Cinema da Fronteira, que cuenta con apoyo municipal, y fue creado y es dirigido por el cineasta Zeca Brito, un inquieto y activo gestor cultural que desde hace un año también se encuentra a cargo de la Secretaría de Cultura de Bagé. Como se desprende de su nombre, la programación del Festival da Fronteira tiene puesto su foco sobre esa identidad regional que hermana al estado de Rio Grande do Sul con Uruguay y la Argentina.

Este año, el festival homenajeó a los cineastas Ana Luiza Acevedo y Giba Assis Brasil, dos de los realizadores más importantes de la cinematografía gaúcha contemporánea. También se presentó el libro Diccionario de Filmes Gaúchos, un emprendimiento monumental (y personal) realizado por el docente e investigador Glênio Póvoas, en el que se incluyen más de 800 largometrajes producidos en Río Grande do Sul entre 1911 y 1922, y que es apenas un desprendimiento de un trabajo aún mayor, que puede consultarse en el portal de la Cinemateca Paulo Amorim (www.cinematecapauloamorim.com.br). Además de la programación artística, el Festival da Fronteira también desarrolló con éxito las actividades de laboratorio, desarrollo y películas en construcción que se llevaron adelante en el marco del espacio Sur Frontera WIP LAB.

Por tu bien, ópera prima del misionero Axel Monsú.


Dentro de la Muestra Competitiva de Largometrajes la ganadora fue el documental A queda do céu (La caída del cielo), dirigido por la dupla integrada por Eryk Rocha y Gabriela Carneiro da Cunha, que retrata de forma sumamente elocuente y plástica la cosmogonía de los yanomami, habitantes originarios de la Amazonia. El film está basado en el libro El espíritu de la floresta, publicado en la Argentina por la editorial Eterna Cadencia, y escrito por Davi Kopenawa, cacique del pueblo yanomami, junto al antropólogo francés Bruce Albert. La película pudo ser vista en Buenos Aires durante 2024, donde abrió la 12° edición del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA). A queda do céu también recibió el premio al Mejor Montaje.

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Entre las películas argentinas en competencia, el documental El Turbio, de Alejandro Encinas, fue distinguido con el premio a Mejor Fotografía, mientras que la ficción Por tu bien, ópera prima del misionero Axel Monsú, se quedó con el de Mejor Dirección de Arte y el codiciado Premio del Público. Por su parte, el jurado de la crítica subrayó la importancia de la mirada documental dentro de la programación, destacando como Mejor Película a Tijolo por tijolo (Ladrillo por ladrillo), dirigido por la dupla integrada por Victória Álvares y el francés radicado en Recife Quentin Delaroche. Elecciones que confirman el buen trabajo realizado por el crítico Roger Lerina, curador artístico de la competencia. De esta forma, el Festival da Fronteira, en la ciudad de Bagé, cierra sus ojos para comenzar a soñar en su edición de 2026. Será hasta entonces. 

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