Para Napoleón Bonaparte y la élite sa esta fue la gota que rebalsó el vaso. Aquel extraño experimento revolucionario en la colonia más importante del imperio se había vuelto absolutamente insoportable y el Primer Cónsul decidió mandar una inusitada expedición para destruirlo. En 1802, un ejército de cincuenta mil hombres liderado por Victor Emmanuel Leclerc invadió Saint Domingue. En público, Leclerc afirmaba que sólo deseaba deponer a Louverture, pero en realidad su objetivo era restablecer el antiguo régimen esclavista, racista y colonial. La guerra estalló de inmediato y a pesar de ocupar algunas ciudades costeras los ses se encontraron con una decidida resistencia. Sin embargo, a mediados de dicho año ambos líderes firmaron la paz por la cual los invasores prometían respetar la vida de Louverture y sus lugartenientes, no tocar el ejército negro ni reimponer la esclavitud. Todas mentiras. Al poco tiempo, Louverture fue traicionado, apresado y desterrado de la isla. Sin embargo, al ser expulsado pronunció unas palabras que resultaron proféticas: “Al derrocarme, han cortado solamente el tronco del árbol de la libertad. Pero este renacerá nuevamente porque sus raíces son numerosas y muy profundas”. Sabía de lo que hablaba. De todos los rincones de la emergió nuevamente el pueblo en armas, liderado ahora por Jean Jacques Dessalines quien había sido el principal lugarteniente del gobernador depuesto. Trágicamente, Louverture fue encarcelado en una fortaleza helada en los Alpes ses donde murió el 7 de abril de 1803. No obstante la revolución continuó. Llevando bien alto su legado y enarbolando la consigna “Libertad o Muerte” los ex esclavizados revolucionarios terminaron derrotando a Francia. El 18 de noviembre de 1803, en la batalla de Vertieres las tropas napoleónicas fueron ampliamente superadas y el 1 de enero de 1804 Jean Jacques Dessalines declaró la independencia. En un acto de enorme justicia histórica los revolucionarios bautizaron al país con su nombre originario Haití. Nacía de esa manera el primer país independiente de América Latina y la primera república negra del mundo. Aunque nunca llegó a ver aquel resultado, Louverture dio su vida por aquella causa y supo con claridad que las masas insurrectas lucharían hasta el final para alcanzar la anhelada libertad. Hoy en un mundo aún trazado por lógicas coloniales y racistas su legado y el de la revolución que encabezó continúa teniendo una potente vigencia.
*Doctor en Historia, Docente UBA, UNSAM, UNMa. Autor de ¡Libertad o Muerte! Historia de la Revolución Haitiana (Ediciones del CCC, 2017), editor de El Sistema Colonial Develado de Jean Louis Vastey (Batalla de Ideas, CICCUS, 2024).
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