El estado de bienestar 2j706q

Por Sergio Moreno

La Argentina sola ser un pas de esperanza, un sitio donde cada habitante saba, en el fondo de su corazn, que sus hijos viviran mejor que ellos. Eran pocas del sueo del ascenso social, sueo que, mgicamente, quienes vivan en este pas vean concretarse a lo largo de su vida. Eso conllevaba implcito grandes esfuerzos, cada peso se ganaba sudando y no siempre la acumulacin, a veces mdica, se haca en menos de una dcada. Pero los esfuerzos, generalmente, tenan sus recompensas. 3j3u3l

El convencimiento colectivo de tal generosidad argentina tena como sostn no slo la voluntad de los hombres de trabajo, apoyada en una cultura de esfuerzo, propia de inmigrantes. Su anclaje con la realidad estaba en el elemento que diferenci a la Argentina de Latinoamrica, el Estado de bienestar, un Estado benefactor que no olvidaba, que protega a quienes contena. La construccin de welfare state criollo (modelo que adoptaron los pases europeos tras la Segunda Guerra Mundial y que mantienen hasta la fecha, gracias a lo cual se han convertido en la regin con mayor justicia social del planeta) reconoce su gnesis en dos grandes batallas polticas. Una la dio el radicalismo; la otra, el peronismo. El radicalismo incorpor, a principios de siglo pasado, a las clases medias a la mesa de toma de decisin poltica nacional. Lo mismo hizo el peronismo, a mediados del siglo XX, con las clases bajas. Estos procesos, sumados, dieron como corolario la democratizacin de la decisin del poder en la Argentina: ste era el nico pas de Amrica (Estados Unidos incluido) donde un obrero de la construccin (como de cualquier ramo) poda llegar a ser senador de la nacin.

El proceso poltico de incorporacin de la poblacin al decisionismo poltico, sobre cuestiones de Estado, la creacin de civilidad, de sociedad civil, tuvo su espejo en las reformas que llevaron al Estado argentino a preocuparse por la salud, la educacin, la seguridad y el progreso de sus habitantes, por intervenir all donde se crearan injusticias, a repartir equitativamente las ganancias que se producan en este suelo, generoso pero cruel.

As, a principios de la dcada del ‘70, la Argentina tena indicadores econmicos y sociales similares –y en algunos casos mejores– que la Italia de la poca.

Esa Argentina comenz a morir en 1975, con el estallido de la economa llamado “rodrigazo” (por el nombre del ministro de Economa del momento, durante el gobierno de Isabel Martnez de Pern, Celestino Rodrigo, un opaco funcionario vinculado al siniestro Jos Lpez Rega) y continu fatalmente con las polticas econmicas perpetradas durante la dictadura. El tiro del final se produjo ms ac en el tiempo, con Carlos Menem ejecutando su revolucin conservadora de exaccin y desguace del Estado nacional. Menem termin de matar aquel sueo.

Todo ese proceso de destruccin estatal y el consiguiente desamparo en que dej a la gran mayora de los compatriotas tuvo su correlato en el sistema de representacin poltica. Para hacer aicos al Estado benefactor tambin se debi hacer trizas la poltica. Hoy es comn llamar clase poltica a quienes deben ser los representantes del pueblo. Quizs porque esos representantes contribuyeron, mayoritariamente, a destruir lo que tanta sangre, lucha y sufrimiento cost construir.

Hoy el desafo es doble. Reconstruir el Estado de bienestar sera, adems de un acto de justicia, devolverle a la poltica un sentido de necesidad que no tiene desde hace tiempo. Y, a la vez, volver a tejer las redes de solidaridad y contencin social que existan en aquella sociedad prerrodrigazo, una sociedad donde los vecinos se ayudaban, los chicos aprendan en los colegios pblicos y tener un Premio Nobel en ciencias no era un imposible.

El filsofo francs Vctor Cousin escribi que “el Estado constituido ms conforme a las normas de la moral es aquel en que todos toman parte lo ms intensamente posible en los destinos de la patria y llevan doquiera, en la corriente de la vida, la conciencia de los pblicos deberes”.

Volver a rearmar el Estado de bienestar sera volver a tener patria.

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