La arquitectura del menemismo cont con una columna judicial. Pieza a pieza se fue montando una estructura, con vrtice en la Corte Suprema automtica, con el objetivo de garantizarle un cmodo paso por la funcin pblica –amn de una tranquila jubilacin– a los protagonistas de la nueva dcada infame. Debido a la poca inclinacin del menemismo al disimulo y al trabajo de un periodismo atento, el armado fue puesto al descubierto ms temprano que tarde. Qued para los gobiernos siguientes la labor de desmontar ese andamiaje, algo que luego de varios balbuceos y arrepentimientos recin pudo cristalizarse con la seguidilla de juicios polticos impulsados durante la actual gestin. Ya casi qued liquidada la vieja mayora en la Corte –slo resiste a duras penas Antonio Boggiano–, pero la tarea no estar completa hasta que los bros de renovacin no lleguen tambin al fuero federal, verdadero facttum de esa “asquerosa sensacin de impunidad” de la que se habl en los ltimos das. 3d1m4s
Adems de llevar a sus amigotes a la Corte, Menem dej que Hugo Anzorreguy y Carlos Corach coparan los juzgados federales con un grupo de muchachos, los de la servilleta, que supieron compensar algn bache en su formacin jurdica con una gran elasticidad para amoldarse a las diversas circunstancias a las que se ven enfrentados. Ciegos, sordos y mudos durante la gestin de Menem, les quitaron un poco de polvo a algunos expedientes en los gobiernos que siguieron sin dejar nunca de alinearse –o al menos intentar hacerlo– con el oficialismo de turno, no sea cosa de perder la costumbre y que de un da para el otro haya que ponerse a investigar enriquecimientos ilcitos, sobornos en el Senado y dems cuestiones. Para qu incomodar?
En el fuero federal –vale recordar que es el que se ocupa de investigar los delitos cometidos por los funcionarios pblicos en el uso de sus funciones– resisten el paso del tiempo: Mara Romilda “Chuchi” Servini de Cubra (la del Yomagate, una de las primeras causas de la corrupcin menemista), Jorge “Pati” Ballestero (tiene la causa de la leche de Vicco y durante los aos dorados lleg a cruzar algunos drives con Menem en canchas de tenis en Punta del Este), Norberto “Petiso” Oyarbide (el PJ lo salv del juicio poltico en el recordado affaire Spartacus), Rodolfo “Rodi” Canicoba Corral (entre muchos otros, cajone el expediente del atentado a la AMIA), Jorge Urso (lleg a juez luego de ser el abogado del divorcio de Miguel Angel Toma), Juan Jos Galeano (el primer juez de la AMIA, est suspendido y con juicio poltico en marcha) y Claudio Bonado (ex nmero dos de Corach en la Secretara de Legal y Tcnica).
Los servilleteros tienen algunos puntos en comn. Por lo general, muestran un tren de vida muy por encima de lo que les permitira su sueldo de funcionario judicial. Adems gustan de los autos caros, las motos, los caballos pura sangre y en algunos casos tambin de las armas. Tal vez para distraerse un poco de los escabrosos asuntos que les toca investigar, aman la diversin. Es leyenda en Tribunales aquella fiesta de fin de ao del ‘95 (si haba cosas que festejar entonces!) donde los jueces terminaron armando un trencito en el tercer piso del circunspecto Palacio de Justicia.
En cuanto a lo laboral, adhieren a un estilo de investigacin espasmdico. Cuando la atencin pblica se posa en algunos de sus expedientes, toman una velocidad de vrtigo. Allanamientos, indagatorias, procesamientos, hasta de alguna atrevida prisin preventiva son capaces. Luego, cuando las luces se apagan, dejan que las causas vuelvan a la paz eterna de los archivos hasta llegar a la lenta pero inexorable prescripcin. Que exista una filmacin del delito o la aparicin de un arrepentido no les altera el pulso. Las causas rara vez llegan a juicio, una situacin que das pasados le permiti a Mara Julia Alsogaray volver a su petit hotel.
La rutina de los servilleteros slo puede modificarse si su posicin personal corre peligro o si el oficialismo de turno les hace saber sus urgencias. Entonces, de vuelta al vrtigo.
Bonado dio un ejemplo extraordinario la semana pasada. Luego de los mltiples cuestionamientos que vena recibiendo por su actuacin en el expediente por ocultamiento de pruebas en la investigacin AMIA que lo ponan como seguro candidato a seguir a Galeano en el banquillo del juicio poltico, se despach de sopetn con 37! citaciones a declaracin indagatoria. Eso s, se cuid de no incluir a su padrino Corach en esa largusima lista.
Airear el fuero no ser sencillo. En todos estos aos, los federales anudaron fuertes lazos con el poder poltico. Adems, buscaron la forma de lavarse la cara. Urso meti preso a Menem. Oyarbide tambin lo proces. Otros, en cambio, firmaron importantes condenas por los crmenes cometidos durante la dictadura. Pero si de veras la intencin es sanear institucionalmente el pas, que renazca la idea de justicia, que termine la sensacin “asquerosa”, los jueces de la servilleta deben ser reemplazados. Aunque no sea sencillo, debe hacerse.