Una de las frases ms conocidas y peor entendidas de Sarmiento es aquella que dice que el mal de la Argentina es su extensin. Pavotamente, generaciones de nacionalistas repitieron que el Gran Pelado quera achicar el pas, como si el problema detectado fuera de agrimensura. Sarmiento andaba comparando con Europa y las zonas civilizadas de EE.UU., donde todo quedaba cerca, donde entre pueblo y pueblo haba un ratito noms y el tejido urbano nunca dejaba demasiado campo entre medio. Y lo que avisaba el futuro presidente es que en un pas donde haba das de carreta entre ciudad y ciudad, el drama resultaban los vacos intermedios. Iba a resultar difcil crear una sociedad civil por estos pagos vacos. El mal argentino era la extensin. 232d54
Para variar, Sarmiento haba puesto el dedo en el centro exacto del problema que le interesaba, aunque no siempre sus conclusiones fueran correctas, ni siquiera desinteresadas. Y a un siglo y pico de su frase, se puede decir que el mal de la Argentina desciende del que l seal: la baja calidad de su gobierno, de su sociedad civil, de sus ideas.
Una de las cosas ms fciles de percibir de este confuso pas es que, en el fondo, no sabemos gobernarnos. Ya queda claro que el argentino, individualmente, desaparece exitosamente en cualquier sociedad a la que se mude. En Europa, EE.UU. o Australia, el argie no es el rooso, el chanta, el incapaz. Es, como mnimo, uno ms entre europeos, yanquis o australianos, pagando sus impuestos, manejando con el exacto nivel de respeto que se acostumbre por all, trabajando como se trabaje en el pago adoptado. Esto es, no hay nada gentico en el desorden nacional. En estas situaciones, hasta florecen ciertos talentos que no nos caracterizan por ac, como el cientfico.
Pero en Argentina seguimos sin istrar nada como la gente. La Justicia es una estructura pattica, incapaz de hacer su trabajo en tiempo y forma, cribada de incapacidades, agachadas y matufias. La burocracia estatal no tiene atisbo de ser algn da ese instrumento brillante de las naciones, un servicio civil meritorio y meritocrtico. Las Fuerzas Armadas siguen delirando con dragones canonizados en lugar de aprender su trabajo. Tanta incapacidad hace rato que vacun al argentino contra cualquier confianza hacia instituciones que se rigen por la ley de la coima y el inters poltico del jefe de turno. Esta conviccin cnica se confirma en detalle en casos como Croman, que muestran la sumatoria coimas-incapacidad-mala fe-politizacin. La lista de casos a nivel ciudad, nacional o provincial podra ser extenuante.
El problema del cinismo es que a la larga o a la corta lo deja a uno indiferente. Para qu moverse, si todo es un tango de Discepoln? Entre nosotros vale la protesta airada y pasional, desbordada, pero es rara la construccin a largo plazo. Y sta es la tragedia nacional, que la verdadera raz del problema es el sistema poltico, lo que requiere una construccin a largo plazo, aburrida, cotidiana, constante.
Lo que los romanos llamaban curso de honores es entre nosotros una mquina de seleccionar a los peores que tolera a los que no son de lo peor slo si se portan lo peor posible. El poltico argentino viene en tres formatos: el cnico ladrn, el que busca mojar y durar, y el militante ardiente de idealismo. Los tres, en combinacin, acaban empatando y parando la pelota, por lo que nunca cambia nada y seguimos teniendo una dirigencia que asombra por su mediocridad intelectual, moral, de conducta. Y una plmbea consecuencia de este cuadro es que como la poltica estropea todo, absolutamente todo, todo est politizado. Pocos pases como ste exigen un nivel de politizacin tan alto slo para sobrevivir, para tener una mnima idea de lo que nos pasa. Es envidiable el descanso que se tiene en otras naciones, no necesariamente del primer mundo, de la poltica. Son pases donde uno se puede dar el lujo de no leer el diario sin que la realidad te aplane un buen da.
Entonces, para sacarse de encima a la poltica, hay que trabajar la poltica, aumentar su calidad, hacerla una actividad ms normal en el sentido de que sea opcin de gente normal que pueda seguir comportndose normalmente. Con un poco de suerte, un da nos cae la ficha y se nos ocurre cmo se hace. Despus de todo, hace no tanto este pas consideraba normal ser gobernado por militares, algo inimaginable hoy.